Stansted

sábado, 13 de marzo de 2010

Todos hemos pasado algunas horas, en algún aeropuerto, no hay nada de particular en ello. Nosotros tomamos un vuelo a las 21:30 h. de Sevilla al aeropuerto de stansted, llegada a las 11:30 h. horario de Londres, ibamos a Munich y el vuelo salia a las 7:30 h., total 8 h. en el aeropuerto y de noche. Cuando llegamos, recogimos el equipaje, y no sabíamos si irnos a conocer la ciudad por la noche o quedarnos, al final decidimos quedarnos. No parecía que hubiese mucha gente, nos dimos una vuelta y empezamos a bichear un poco, la prensa, las tiendas, en fin te das una vueltecita pero cuando menos te lo esperas, comienzas a ver gente por todas partes, no hay ningún sitio disponible para sentarte, el suelo comienza a ser una alfombra de gente y maletas. Te quedas un poco deshubicado y de repente ves unos sitios libres, por fin te puedes sentar, así que acudes raudo y veloz te colocas lo mejor que puedes, porque los asientos tienen unos brazos de hierro, bastante incomodo, te los clavas y no hay forma de coger la postura, en fin aguantas lo que puedes, y al final decides darte otra vueltecita, todo esto acompañados en todo momento del equipaje, el cual te sirve para estirar las piernas.

Te vas a la cafetería y compras un café, era de medio litro aunque muy bueno, en una columna ves asientos rodeandola, parecen más cómodos y te sientas, en ese momento miras el reloj, la noche ya comienza a ser pesada. Como me gusta bichear me dedico un ratito a mirar el contenido del aeropuerto y encuentro un reloj enorme que marca la hora, si, la hora de Londres. En ese momento quería morirme en realidad era una hora menos, Dios....

No me servia de nada leer, hablar, o mirar como los operarios limpiaban el aeropuerto, yo estaba obsesionada con los relojes, el mio y el de la pared. Llegue a estar tan bloqueada que no se me ocurrió cambiar la hora, seguía sin encontrar un sitio cómodo, fuera llovía ¡como no!, y dentro no pasaban las horas.

Hubo un momento sobre las 6 h. horario de Londres que conseguí dar una cabezada de unos diez minutos.

A las 7:30 h. nos marchamos a Munich, y a los 15 días estábamos otra vez en stansted. Esta vez veníamos de Salzburgo llegada a las 10:30 h. y volvíamos a Sevilla a las 17:30 h., total 7 h. en el aeropuerto, esta vez por la mañana.

Fuera no llovía, y nos acompañaban los cuervos, el transito de personas hacía que el tiempo pasara más deprisa, podías hablar sin temor a despertar al que tenias al lado y todo parecía diferente. Comimos unos sandwiches, que nos gustaron mucho. Paso el tiempo, llego la hora de nuestro vuelo y vuelta a casa.

Si vuelvo a quedarme en un aeropuerto toda la noche, tengo claro algunas cosas, cambiarle la hora al reloj si es necesario, no tomar medio litro de café “ por muy bueno que este”, no dar tantas vueltecitas en el aeropuerto para bichear, al fin y al cabo todos son iguales, colocarme cómodamente en el primer sitio que encuentre y de allí no moverme, aunque ese sitio sea el suelo.

Siempre se aprende algo, no fue una experiencia agradable, pero ahora al recordarla se me escapa una sonrisa.
 
Plantilla modificada por Carmen Esperanza basada en la minima de blogger.